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DE MADRID Y DEL GRIFO
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UN RÍO PUESTO EN PIE: DE DÓNDE VIENE ESTÁ EXPRESIÓN
El origen de esta frase, acuñada popularmente el 24 de junio de 1858, está muy relacionado con Canal de Isabel II
¿Has visto alguna vez “un río puesto en pie”? Sabemos que no es nada común, pero te podemos asegurar que ocurrió el 24 de junio de 1858 en Madrid. Al menos, de esa forma lo manifestaron algunos madrileños de la época.
En realidad, se trata de una expresión cuyo origen vamos a explicar a continuación, pues está muy relacionado con Canal de Isabel II.
Un abastecimiento escaso para tanta población
A mediados del siglo XIX, el aumento de la población madrileña provocó que el sistema de abastecimiento de agua de entonces resultase insuficiente; la ciudad tan solo contaba con 77 fuentes públicas para llenar las cubas de los 950 aguadores que repartían cada día en torno a 630 “reales fontaneros”, algo así como 2.150 metros cúbicos.
Esta situación llevó al ministro Bravo Murillo a crear la Comisión Especial de Traída de Aguas, el 10 de marzo de 1848. Dentro de esta comisión se encontraban los ingenieros Rafo y Ribera, quienes tuvieron la revolucionaria idea de traer a Madrid el agua del río Lozoya mediante un canal de más de 70 kilómetros de longitud.
El nacimiento del Canal
En 1851, la ejecución de este proyecto fue aprobada y, con ella, nació el Canal de Isabel II. La construcción del canal trajo consigo obras faraónicas, como la presa del Pontón de la Oliva, el propio canal para conducir el agua o el depósito del Campo de Guardias (en lo que hoy es la calle Bravo Murillo).
El 24 de junio de 1858, todo estaba listo para que las aguas del río Lozoya llegaran por fin a Madrid. Su origen era el Pontón de la Oliva y, en el trayecto, pasaban por nada menos que 29 acueductos hasta alcanzar su destino final.
Un río puesto en pie
La llegada del agua del río Lozoya a Madrid era, por supuesto, un acontecimiento digno de celebración.
En realidad, el Consejo de Administración de Canal había fijado el 13 de junio como fecha para la inauguración y había pedido a Lucio del Valle (uno de los directores del proyecto) que instalara un surtidor en la Puerta del Sol. Sin embargo, este plan resultó imposible de ejecutar debido a que la tubería de la calle Fuencarral no había terminado de colocarse. Por este motivo, se pospuso la inauguración al día 24 de junio.
Como emplazamiento definitivo se eligió la calle de San Bernardo, a la altura de la iglesia de Montserrat, pues a esa zona sí llegaba la distribución del agua y el alcantarillado. Además, se había erigido una fuente especial para la ocasión.
Poco después de que la reina abriera las compuertas del depósito, con los balcones de la zona engalanados, vecinos y autoridades pudieron comprobar con entusiasmo cómo surgía por el surtidor un imponente chorro de agua cuya fuerza sobrecogió a los asistentes. Tal fue el impacto de la escena que la multitud de espectadores que se encontraba en el lugar exclamó: “¡Es como un río puesto en pie!”.
Cuadro de Eugenio Lucas Velázquez del "río puesto en pie" en la calle de San Bernardo
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