CANAL DE ISABEL II Y EL MARQUÉS DE SANTILLANA: UNA RIVALIDAD DE ÉPOCA POR LLEVAR AGUA Y LUZ A MADRID

CANAL DE ISABEL II Y EL MARQUÉS DE SANTILLANA: UNA RIVALIDAD DE ÉPOCA POR LLEVAR AGUA Y LUZ A MADRID

CANAL DE ISABEL II Y EL MARQUÉS DE SANTILLANA: UNA RIVALIDAD DE ÉPOCA POR LLEVAR AGUA Y LUZ A MADRID

La empresa pública e Hidráulica Santillana, fundada por el aristócrata, compitieron a inicios del siglo XX por dominar el suministro de agua y electricidad en la capital; décadas más tarde terminaron uniendo sus fuerzas

Si hay una verdad irrefutable en el tiempo presente es que todos los grifos de la ciudad de Madrid vierten agua servida por Canal de Isabel II. El edificio de la calle Valverde donde vivía el ingeniero Lucio del Valle fue el primero en disponer de surtidor, allá por 1859. A medida que la ciudad se fue ensanchando, y con ella la red de distribución, los abonados de Canal crecieron como la espuma, pero no siempre el abastecimiento a la capital fue competencia exclusiva de la compañía auspiciada por la reina.

En los primeros compases del siglo XX, los madrileños presenciaron la irrupción de Hidráulica Santillana, una entidad privada que rompió el monopolio del que disfrutaba Canal de Isabel II. Durante años, ambas compañías pleitearon en los tribunales y rivalizaron no solo por dar de beber a la ciudad de Madrid, sino también por el suministro de electricidad, negocio en el que empezaban a abrirse camino gracias a la generación hidroeléctrica.

Hidráulica Santillana se había constituido como sociedad en 1905. Era propiedad de Joaquín de Arteaga, marqués de Santillana y duque del Infantado, una personalidad cercana al rey Alfonso XIII y que se había labrado una sonada reputación como noble emprendedor de grandes iniciativas. Desde 1900, el marqués gozaba de una concesión de 3.000 litros por segundo del río Manzanares: dos terceras partes se aprovechaban para la producción de electricidad en la central hidroeléctrica de Navallar, mientras que lo restante se destinaba a abastecer aquellas zonas de Madrid no cubiertas por el Canal.

La autorización municipal a Hidráulica Santillana para servir agua a las barriadas altas de Madrid derivó en una lucha de intereses que se prolongó durante años. Sin embargo, la pugna legal del marqués por la exclusividad del suministro a las zonas elevadas de la capital le sería denegada después de un largo proceso. Según los letrados, la concesión otorgada al marqués no implicaba monopolio de ningún tipo.

Además, Canal de Isabel II ya contaba desde 1907 con un plan extraordinario de obras donde, aparte de proyectar la distribución a esos nuevos barrios, se contemplaba la posibilidad de entrar en el negocio de la electricidad, como acabó sucediendo tras la construcción de la central de Santa Lucía, en Torrelaguna. La fricción, por tanto, era doble: tanto por el flanco del agua como por el de la energía, los intereses del marqués y los de Canal chocaban frontalmente.

De la tensión a la unión

La colisión entre ambas compañías terminó en 1930, cuando el marqués se desprendió de la práctica totalidad de sus acciones en Hidráulica Santillana. Aunque la sociedad decidió conservar el nombre de su fundador y mantener a este en el Consejo de Administración, las discrepancias con Canal quedaron definitivamente relegadas.

Cosas de la vida, de las tensiones de los inicios se pasó a un escenario bien distinto a partir de los años sesenta, especialmente. Por aquel entonces, el embalse de Manzanares El Real contaba con una capacidad de 46 hectómetros cúbicos, de los que Hidráulica Santillana aprovechaba doce para el abastecimiento a Madrid y el resto para producir energía eléctrica, que seguía siendo su principal cometido.

En ese contexto, Canal de Isabel II fue autorizada a adquirir las acciones de Hidráulica Santillana, un movimiento estratégico que fue recibido con alivio por los anteriores propietarios, Hidroeléctrica Española y Unión Eléctrica Madrileña. A decir verdad, la red de distribución de Hidráulica daba problemas constantes y, aunque su negocio principal era la venta de energía, el abastecimiento era una obligación heredada de sus anteriores dueños. Para más inri, una obligación poco provechosa, pues en términos de suministro, la ciudadanía seguía prefiriendo las aguas que Canal traía del Lozoya.

A razón de 6.100 pesetas por cada acción, Canal de Isabel II se hizo con el 93 % de Hidráulica Santillana y pudo empezar a explotar bajo sus criterios técnicos las aguas del río Manzanares. Al principio, para usos industriales, riego de los grandes jardines de Madrid y refrigeración; pero poco más tarde también para reforzar el abastecimiento a la población, punto que consagró a inicios de los setenta con el recrecimiento del embalse de Santillana.

El boom de la generación hidroeléctrica

El legado de producción eléctrica que sembró el marqués continuó cuando Hidráulica empezó a operar bajo el paraguas de Canal. Especialmente en los años 90, momento en el que la empresa pública intensificó su apuesta por la generación hidroeléctrica mediante la renovación de las antiguas centrales de Navallar y Torrelaguna y la construcción de otras nuevas junto a los embalses del río Lozoya.

No hay que olvidar que Canal había comenzado a generar electricidad en 1913, cuando entró en servicio la central de Santa Lucía. Esta aprovechaba los 150 metros de desnivel del canal Transversal a su paso por Torrelaguna para generar millones de kilovatios hora que se destinaban tanto al bombeo del agua al Primer Depósito Elevado como a la iluminación de algunos edificios públicos de la capital.

Aquella herencia continúa en la actualidad con la gestión de nueve centrales hidroeléctricas que suman una potencia de más de 35 megavatios y que producen energía al turbinar las aguas que se derivan desde los embalses. Canal de Isabel II se ocupa ahora de este proceso bajo sus propias siglas, después de que en 2022 absorbiera definitivamente a Hidráulica Santillana, de la que ya era socio único desde 2012.


<p><em>Acción de 500 pesetas de Hidráulica Santillana</em></p>

Acción de 500 pesetas de Hidráulica Santillana


<p><em>Depósito inferior de Torrelaguna y central hidroeléctrica de Santa Lucía, inaugurada en 1913</em></p>

Depósito inferior de Torrelaguna y central hidroeléctrica de Santa Lucía, inaugurada en 1913


<p><em>Vista de las dos presas del embalse de Manzanares El Real tras su recrecimiento en los años 70</em></p>

Vista de las dos presas del embalse de Manzanares El Real tras su recrecimiento en los años 70